La llama (Lama glama) es un mamífero artiodáctilo doméstico de la familia Camelidae, abundante en la Puna o Altiplano de los Andes de Perú, Bolivia, Chile, Ecuador y Argentina. Fue creado por los pueblos andinos nativos mediante selección artificial a partir del guanaco salvaje que fue domesticado y del cual, por lo tanto, la llama deriva. Según recientes estudios de ADN,[cita requerida] esto ocurrió en principio de manera independiente en tiempo y espacio, en sectores del sur del Perú, norte de Chile, oeste de Bolivia y el norte de Argentina. Fue aprovechado al máximo por el imperio Inca: era utilizado como animal para sacrificios, se obtenía carne y lana de él, y era aprovechado como animal de carga (el único antes de la llegada de los españoles a América, si se exceptúan los perros de los trineos inuit o «esquimales»).
Viviendo en aire disperso, a altitudes de mas de 4000 metros sobre el nivel del mar, su sangre cultivada contiene partículas de forma ovalada y altas cantidades de células rojas que dejan la absorción de oxígeno ampliado. Asimismo han avanzado en cuanto a la capacidad pulmonar y corazones fuertes. Las llamas tienen suave piel acolchada, pies hendidos, desarrollado para el tránsito de las zonas rocosas. Tienen 2 dedos separados, con un clavo largo en el extremo de cada uno de ellos, que dejan un genial arrastre en superficies rocosas, y son escaladores fuertes y diligentes, usando sus largos cuellos para sostener el equilibrio. Las llamas tienen ojos grandes y excelente visión, desarrollado para la vida en las montañas, donde el cielo es refulgente, y la nieve cae de forma regular. Para asistir y evitar el deslumbramiento y la nieve-ceguera, sus ojos están diseñados con sombrillas singulares incorporadas, que se asemejan a una cortina de volantes que cuelgan en el globo ocular, y se cierran como persianas venecianas cuando sea preciso. Las llamas rumian, lo que quiere decir que fermentan los alimentos en el estómago, y después lo devuelven y lo mastican, sin embargo, no se consideran rumiantes, ya que tienen 3 cámaras en su estómago en vez de 4. El estómago les deja digerir la flora de forma realmente difícil, y eliminan tanta comida como resulte posible. Con una cámara menos que el de una oveja, la llama bien desarrollada extrae más o menos un 20% más de los nutrientes de los alimentos mismos. El cobijo de la llama está hecho de fibras fuertes, suaves y se puede tejer en una lona resistente empleada para la fabricación de bolsas, abrigos y mantas. La fibra de llama se procesa igual que la lana de oveja, por cizallamiento de la piel de de año en año. Una sola llama puede generar cerca de 4 libras de lana, que tiende a ser de peso ligero y muy caluroso.
Afortunadamente carece de mayores amenazas que pongan la vida de las poblaciones en un serio peligro. El número total de llamas en la actualidad se calcula en 3 millones y el 70 por ciento se encuentra en Sudamérica. La Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza aún no evalúa su situación.